martes, 30 de septiembre de 2014

Aceleraciones de asfalto

El MAS vuelve a prometerle al electorado aquello que tanto dolor y polémica trajo al país.
Rafael Archondo
02:50 / 29 de septiembre de 2014
La Razón Bolivia



Lo acabo de corroborar de varias formas hasta terminar de convencerme, confieso que aún me sacude entero, y hasta temo equivocarme por lo inverosímil del hecho. Sin embargo, así nomás “había sido”: el programa de gobierno del MAS, diseñado para el periodo 2015-2020, incorpora de forma explícita y nada disimulada la construcción de la carretera Villa Tunari-San Antonio-Santo Domingo-San Ignacio de Moxos. Sí, esa misma, ¿todavía se acuerda?, la ruta que partirá por la mitad el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS).

El MAS vuelve a prometerle al electorado aquello que tanto dolor y polémica trajo al país; y queda ahora revelado, a tres años de las laceraciones acunadas en Chaparina. No es un error de lectura ni de imprenta. Lo hizo del mismo modo y en idénticos términos cinco años atrás, en su programa de gobierno redactado para la gestión 2010-2015. Allí figura aún el mismo compromiso impreso a colores, con sus grises 306 kilómetros, dentro del capítulo titulado: “proyectos de conexión de capitales de departamento”, en este caso, Cochabamba con Trinidad.

De modo que no nos digan que cambiaron el trazo, que ahora bordean la zona boscosa, o, peor aún, que solo llegan a la “entradita” y que al cabo de la truncada franja asfáltica, instalarán un mirador para fotografiar loros exóticos. Este año, el oficialismo ha decidido nomás apostar alto para ponerse a talar árboles antes de que finalice esta década. 

En junio de 2013, el Vicepresidente del Estado, flanqueado por Atilio Borón y el diputado Juan Carlos Junio, le decía a sus amigos argentinos que “si algún día va a haber esa carretera”, sería de aquí a 100, 50 o 20 años. Pues ya lo saben, se agotó la paciencia; el MAS ha optado por pisar el acelerador y propinar durante el siguiente quinquenio el anunciado “golpe geopolítico” contra “la coalición conservadora”, que quiso dividir el país y formar otro, en aquel turbulento 2008 de llantas flameantes.

El dato es significativo. En esa misma conferencia vicepresidencial a las orillas del Río de la Plata, García Linera decía que aunque el MAS había ganado las elecciones departamentales en la zona del TIPNIS a la cabeza de Jessica Jordan, y no obstante que la consulta aplicada en la zona había terminado logrando la aceptación de la obra; de todos modos ésta no se construiría, porque ya se había convertido en un asunto nacional muy sensible. “Hemos descartado la construcción de la carretera, no va más”, aseguraba enfático, armado de un mapa, ante el reconfortante alivio de sus militantes internacionalistas.


“Claro que hay autocrítica”, aseguró más adelante. Y como muestra de ello reconoció que el Gobierno no les supo explicar a las 69 comunidades del parque “la necesidad de la vía”. “Ellos (los indígenas) debieron haber sido nuestros aliados”, ambicionó. Pues ahora parece que lo son, y que el asunto ha dejado de movilizar a la gente, esa que ahora se descuelga cada día en las alegres cabinas del teleférico. Por el silencio estruendoso de la oposición en este tema, calculo que los días del TIPNIS, ahora sí, están contados.

Fotografía: No a la carretera, Yo defiendo al TIPNIS

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