domingo, 26 de octubre de 2014

Una nobel llamada Malala

Mónica Oblitas
Los Tiempos 25/10/2014

VALIENTE | La joven paquistaní que sobrevivió a un intento de asesinato de los talibanes por su defensa de la educación femenina, acaba de recibir el premio Nobel de la Paz aunque su vida sigue amenazada.

Malala Yousafzai ya está más acostumbrada a los flashes de las cámaras, aunque dice que siguen sin gustarle, pero que los va a aguantar toda la vida porque eso es lo que hace alguien que se dedica a la política y cuya vida deja de ser suya. Malala quería ser médica antes del atentado que casi le cuesta la vida, pero ahora dice que será política y que quiere ser Primera Ministra de su país, Pakistán. "Me di cuenta de que al convertirme en médica, sólo puedo ayudar a una pequeña comunidad, pero que un político puede ayudar a todo un país", señala la niña. Y, con un irónico sentido del humor añade: “Muchos médicos en Pakistán tienen que tratar a los pacientes que están siendo heridos, que están siendo asesinados. Por eso quiero ir a detener a las personas que están haciendo las matanzas".

Con apenas 17 años, esta jovencita es sin duda la niña más valiente del mundo y debe ser uno de los peores dolores de cabeza del régimen talibán, que prohíbe a las niñas asistir a la escuela, que mata a las mujeres que caminan solas por la calle y que decapita a los que no piensan como ellos.

Todas esas barbaridades que el mundo no sabía o prefería ignorar, han estallado al público ahora que Malala acaba de recibir el Premio Nobel de la Paz, un reconocimiento al trabajo que en su corta vida está haciendo a favor de aquellos a quienes se les ha quitado la voz.

Antes del Nobel -concedido también a Kailash Satyarthi, activista contra el trabajo infantil en la India-, Malala recibió numerosas condecoraciones como el premio Sajarov a la Libertad de Conciencia que otorga el Parlamento Europeo, el Simone de Beauvoir y el Premio Convivencia Manuel Broseta.

UNA NIÑA CON ALAS

Malala Yousafzai, cuyo nombre en urdu significa “Agonía”, y que fue bautizada así en honor a uno de los poetas preferidos de su padre, nació el 12 de julio de 1997 en Mingora, Pakistán. Creció hasta los 10 años como cualquier niña de su edad, iba a la escuela, tenía amigos y amigas, y estaba, siempre, un poquito más avanzada en el colegio que el resto de su clase quizá porque en casa también estudiaba siendo que su padre era el director de la escuela a dónde ella asistía, y que a Malala le fascina aprender.

Todo era normal en su vida, aunque tenía cosas que a sus amigas sus padres no les permitían, como una mochila de Harry Potter por ejemplo o música de Justin Bieber, y junto a sus dos hermanos hacía la vida de cualquier niña en su pueblo. Su padre Ziauddin, profesor de inglés y director de una escuela para niños y niñas, tiene adoración por su hija mayor y no la disimula, tanto así que no pudo soportar saber que le iba a quitar uno de sus mayores sueños, que era estudiar, y siguió alentándola para que asistiera a la escuela pese a la prohibición de los talibanes y aún en contra del pensamiento de su esposa Toorpekai, una mujer humilde y muy devota que creía que había que obedecer al régimen.

Malala tenía diez años cuando los talibanes llegaron al valle de Swat, según escribe en sus memorias, "I Am Malala" (Yo soy Malala). El libro, que ya es un best seller, fue escrito en colaboración con la reconocida periodista inglesa Christina Lamb y también se ocupa de las desventuras de Pakistán, que nació hace 66 años después de una sangrienta escisión religiosa de la India británica.

"Habíamos estado leyendo los libros de “Crepúsculo” y queríamos ser vampiros", cuenta la niña, "así que nos parecía que los talibanes llegaron por la noche igual que los vampiros". El régimen talibán comenzó a transmitir sermones nocturnos en la radio y todo el mundo empezó a llamarlo "mulá FM". En un principio, sus mensajes eran de orientación en la vida que atrajeron a un público devoto, incluyendo la madre de Malala, pero poco a poco se fueron radicalizando instando a la gente a renunciar a sus televisores y a su música. Entonces “Mulah FM” hizo un anuncio que la joven colegiala no podía cumplir. "Ninguna chica debe ir a la escuela", recuerda que dijeron. "Y si van, que se atengan a las consecuencias. Sólo tenía que dar un paseo por mi ciudad natal, Mingora, para ver lo que pasaba con esas consecuencias cuando te cruzabas con ellos y les desafiabas: mujeres azotadas en la calle, hombres decapitados que yacían en la cuneta...” Aún así Malala decidió desafiarles, pero no estaba sola.

En la mayoría de las familias paquistaníes cuando nace una niña "a las madres se les da una especie de pésame ya que los niños con mucho más valorados que las niñas", explica Ziauddin, pero en su caso no fue así. "La gente suele preguntarme qué es lo que hice, pero la pregunta debía ser qué es lo que no hice. Eso es importante. La única cosa que no hice, en contra de todos los tabúes y la tradición, fue no cortar las alas a mi hija y dejarle volar. Ella es la persona más valiosa de mi vida. Y no sólo somos padre e hija, somos amigos".

Sin duda el carácter de Malala, es también fruto del coraje de Ziauddin, quien más allá de su devoción por ella, ha alimentado su determinación. "Yo recuerdo la época del terrorismo, cuando nadie hablaba, y mi padre se atrevió a hablar", cuenta Malala. "Creo que es mejor morir que vivir en una situación así", dice el padre. "Creo que es mejor vivir un día para hablar del derecho a vivir, que someterte a una vida de cien años de esclavitud".

Fue Ziauddin quien animó a Malala a hablar, y le permitió dar entrevistas televisivas, llevar el blog de la BBC, y elevar su perfil internacional. En un momento, una cadena de televisión entrevistó algunos niños de la escuela, incluyendo Malala, sobre la vida en Swat. Poco después ella habló en una cadena nacional, Geo TV. "Yo no quiero estar en silencio, ¿por qué voy a tener que vivir en esa situación para siempre", dijo, casi gritando al final. "Y fue la mejor idea, porque de lo contrario nos iban a matar, y si nos mataban, al menos había hablado antes".

Luego de la entrevista, un productor de la BBC le pidió a su padre que uno de sus maestros escribiera un blog sobre cómo era vivir bajo el régimen talibán, pero Malala se ofreció a hacerlo ella misma. Alojada en la página web de la BBC, bajo el seudónimo de Gul Makai, desde el blog denunció los actos de violencia cometidos por los talibanes en su región, donde tomaron brevemente el poder antes de 2009. Eso catapultó su fama en Pakistán y le dio cierta notoriedad internacional.

La niña hacía una encendida defensa del derecho de las niñas a ir a la escuela y explicaba cómo, a pesar de las prohibiciones de los talibanes en su región, ella y otras niñas burlaban los obstáculos y seguían asistiendo a clase gracias al valor de algunas maestras. Su discurso -y algún comentario considerado provocador en Pakistán, como decir que tenía como referente al presidente estadounidense, Barack Obama- acabó llenando el vaso de la ira de los extremistas, que enviaron a sus pistoleros a Mingora.

"¿Y no se siente responsable del ataque que casi acabó con la vida de su hija?", le preguntó Cristhiane Amanpour, periodista de CNN, en una entrevista que les hizo a padre e hija. "No", contestó él enfáticamente. "Nunca. El gobierno de Pakistán no podía proteger 400 escuelas en Swat. Deberían estar arrepentidos de no poder proteger a las niñas de ser azotadas. De no poder evitar que se vendan las infraestructuras de Swat y de no poder proteger a los hombres para que no sean sacrificados en una plaza. ¿Por qué debo arrepentirme yo?"

EL ATAQUE

El 9 de octubre de 2012, Malala iba sentada en el asiento del bus que la llevada a casa desde la escuela. Acababa de terminar un examen y estaba feliz charlando con sus amigas, cuando el bus se detuvo porque dos hombres estaban en el camino bloqueándolo con una furgoneta. De pronto uno de ellos subió al bus preguntando quién era Malala. “Nadie le respondió porque estábamos pensando en nuestro examen y hablando de las notas que íbamos a sacar. Así que se puso furioso", recuerda Malala. "Preguntó otra vez: '¿Quién es Malala?' Y ni siquiera me dio tiempo a responder. En cuestión de segundos disparó tres balas. Una bala me dio en el lado izquierdo de la frente, mis otras dos amigas fueron asesinadas... Eso fue muy triste para mí, porque me sentía culpable por el ataque, iban por mí, no por ellas. Así que fue muy triste cuando me enteré".

La siguiente vez que vio la luz del día, estaba a miles de kilómetros de distancia, en un hospital británico. Malala fue internada en el hospital Queen Elizabeth de Birmingham (centro de Inglaterra) desde su llegada a esta ciudad el 15 de octubre de 2012 procedente de Islamabad en un avión ambulancia proporcionado por los Emiratos Árabes Unidos y estuvo allí cuatro meses, en los que se sometió a diferentes cirugías que le dejaron una placa de platino en el cráneo y un aparato auditivo.
Su padre recuerda que cuando Malala despertó del coma, lo primero que hizo es preguntar quién estaba pagando la cuenta del hospital. “Ella es así, sólo piensa en los demás”, dice el orgulloso hombre. “No teníamos dinero y sabía que mi padre dirigía una escuela, pero los edificios eran de alquiler, la casa estaba en alquiler ... Y pensé que estaría pidiendo préstamos para poder pagar", cuenta Malala.

 Actualmente el gobierno de Pakistán corre con los gastos derivados de su tratamiento, y ha nombrado al padre de Malala, agregado de educación en su consulado de Birmingham durante al menos tres años para que la familia pueda permanecer legalmente en el Reino Unido. Viven en esa ciudad desde el atentado.

De los talibanes Malala dice: "Cometieron un error, el error más grande. Ellos me aseguraron, y ellos me dijeron, con su ataque, que hasta la muerte me está apoyando, que hasta la muerte no me quiere con ella". Y añade: "Me pueden matar, pero solo pueden matar a Malala, ya no pueden acabar con mi causa, la causa de la educación, de la paz, y mi causa de los derechos humanos Y la igualdad seguirán sobreviviendo. No pueden matar a mi causa. Sólo pueden disparar a un cuerpo, pero no puede disparar a mis sueños".

Sin embargo, la contradicción la acecha: mientras Occidente la aplaude y cobija, en su país la silencian y el régimen talibán la amenaza sistemáticamente de muerte. En una declaración que estremece, hace poco uno de los voceros del grupo talibán declaró a la cadena de noticias CNN : "si tenemos una nueva oportunidad definitivamente la mataremos y nos sentiremos orgullosos de eso".

EL NOBEL

La niña recibió la noticia de que había ganado el premio Nobel de la Paz de este año cuando estaba en plena clase de química. Su profesora no pudo guardarse el secreto.

Con este reconocimiento, Malala se ha convertido en la persona más joven, con solo 17 años, en obtener el Premio Nobel de la Paz. “A pesar de su juventud, ya ha luchado durante varios años por el derecho de las niñas a la educación y ha mostrado con su ejemplo que niños y jóvenes también pueden contribuir a mejorar su propia situación”, afirmó el Comité del Nobel al anunciar el premio.

La joven paquistaní dedicó su premio "a todos los niños sin voz y que deben ser escuchados" y pidió "educación para todos". "Esto no es el final, es el principio. Quiero ver a todos los niños yendo al colegio y recibiendo educación", afirmó Malala en una conferencia en Birmingham. "Este premio es para todos los niños cuyas voces necesitan ser escuchadas. Tienen derechos: a recibir educación de calidad, a tener una vida feliz. Este premio es para ellos, para que les dé valor", agregó.

También agradeció el apoyo y amor recibido por sus padres. "Gracias a mi padre por no cortarme las alas, por dejarme volar". Además, Malala lanzó un mensaje de amor a Pakistán e India, países de los que proceden los dos premiados de este año y que están enfrentados desde su fundación.

"No importa el lenguaje ni la religión. Todos deberíamos luchar por derechos de los niños, de las mujeres y de todos los seres humanos". La joven activista ha pedido pidió públicamente a los primeros ministros de Pakistán e India, Nawaw Sharif y Narendra Modi, que la acompañen a ella y a Satyarthi cuando el próximo 10 de diciembre recojan el premio en Oslo. Indudablemente, y hay que agradecerlo, tenemos mucho por escuchar todavía de esta joven heroína. (Con datos de BBC, CNN, Veja, El Tiempo).

SUS PALABRAS

1. “Un niño, un profesor, un libro y una pluma pueden cambiar al mundo. La educación es la única solución”. Discurso ante la Asamblea General de la ONU.
2. “Que las mujeres sean independientes y peleen por ellas. Es tiempo de pelear. Llamamos a los líderes mundiales a cambiar sus estrategias”. Declaración en la sede de las Naciones Unidas.
3. "Algunos niños no quieren consolas, quieren un libro y un bolígrafo para ir al colegio". Discurso ante el Parlamento Europeo.
4. “Vivimos como una familia de naciones, es necesario que cada miembro de esta familia reciba oportunidades iguales de crecimiento económico, social y especialmente educacional (…) Si un miembro se rezaga, el resto nunca podrá continuar hacia delante". Discurso ante los miembros de la Commonwealth.
5. “Mi meta no es obtener el Premio Nobel de la Paz. Mi meta es conseguir la paz y mi objetivo es ver la educación de todos los niños”. Entrevista a la BBC.
6. "Teníamos dos opciones, estar calladas y morir o hablar y morir, y decidimos hablar". Premios Convivencia de Valencia, España.
7. “La educación es un poder para las mujeres, y eso es por lo que los terroristas le tienen miedo a la educación. Ellos no quieren que una mujer se eduque porque entonces esa mujer será más poderosa”. Entrevista enThe Daily Show.
8. “La educación no es oriental y occidental, la educación es educación y es el derecho de cada ser humano”. Discurso en la Biblioteca de Birmingham.
9. "Hubo un momento en que las mujeres activistas pidieron a los hombres que lucharan por sus derechos. Pero esta vez vamos a hacerlo por nuestra cuenta". Discurso ante la Asamblea General de ONU.
10. "Si se quiere acabar la guerra con otra guerra nunca se alcanzará la paz. El dinero gastado en tanques, en armas y soldados se debe gastar en libros, lápices, escuelas y profesores". Discurso ante el Banco Mundial.
11. "Sabía que me iban a disparar, pero no quise parar mi campaña (contra la influencia talibán y a favor de la educación). Estaba preparada para que me dispararan". Mensaje en la presentación de su libro, “Yo soy Malala”.
12. "La mejor forma de luchar contra el terrorismo y por la educación es a través de la política. Por eso lo elegí, porque un médico solo puede ayudar a una comunidad, pero un político puede ayudar a todo un país". Entrevista con la agencia EFE.
13. "La voz tiene poder, la gente escucha cuando hablamos; no se trata de combatir el terrorismo con la violencia sino con las palabras". Recibimiento del Premio Convivencia.
14. "No queremos políticos que tomen todas sus decisiones con el único objetivo de imponer sus ideologías, lo que queremos es que escuchen a la gente". Palabras ante el director del Banco Mundial.
15. "Muchas veces me pregunto: ¿hago los deberes o me concentro en el libro? ¿Hago los deberes o trabajo en la fundación Malala? Ambas cosas son importantes, pero entonces pienso, Malala, si pierdes 10 minutos viendo la tele o jugando al criquet está bien", entrevista con EFE.
16. “Los terroristas pensaban que podrían cambiar mis objetivos y frenar mis ambiciones, pero nada cambiará mi vida excepto esto: la debilidad, el miedo y la desesperanza. La fuerza, el poder y el valor nacieron”. Declaración tras recuperarse del atentado de 2012.

17. “Parte de la naturaleza humana es que no aprende la importancia de nada hasta que se nos arrebata algo de nuestras manos”. Entrevista en The Daily Show.

UNA NIÑA
Su primer nombre significa "agonía" y fue elegido debido a Malalai de Maiwand, un poeta y guerrero de Afganistán.
En lugar de un gato o un perro, la niña tenía dos pollos como mascotas en su casa en Mingora.
Su libro, “Yo soy Malala” fue prohibido en las escuelas de Pakistán porque podría llevar a los estudiantes a cuestionar cosas.
Otra curiosidad sobre el libro es que se comparó con “El diario de Ana Frank” (que contaba la historia de una niña judía durante la invasión nazi).

Fotografía:Malala, la más joven en recibir el premio Nobel de la Paz. - Agencias Agencia

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