martes, 21 de octubre de 2014

LA AUTO-EXPLORACIÓN DE MAMAS, ES UN SEGURO DE SALUD…


Debería formar parte obligada de la medicina preventiva, de toda esa serie de gestos que ayudan de forma sencilla pero efectiva a detectar posibles problemas e intentar solucionarlos cuanto antes. La exploración periódica de las mamas es una práctica que todas las mujeres deben realizar desde el momento en el que su desarrollo es ya completo. Más o menos, a partir de los 18-20 años. Todos los meses, sin excepción, hay que dedicar unos minutos a palpar concienzudamente ambos pechos y a observar si se ha producido algún cambio en su fisonomía y volumen. La técnica es sencilla, pero requiere de un pequeño aprendizaje. Cuando, en el transcurso de la misma, se observa alguna variación o se note la presencia de algún bultito, hay que acudir al ginecólogo. En todo caso nada de alarmas: por debajo de los treinta años es muy poco habitual que haya patologías mamarias importantes o con consecuencias preocupantes.

El estudio de tus mamas debe continuar de la siguiente manera:

1.- Frente al espejo, eleva los brazos hasta que queden en paralelo a ambos lados de la cabeza. Observa si hay diferencias entre los dos senos o en las axilas. Luego con las manos unidas por encima de las mamas, fíjate si hay alguna alteración.
2.- Sube los brazos y coloca el cuerpo de lado frente al espejo. Comprueba que el perfil de tus senos no muestra anomalías. Acto seguido y de nuevo de frente, examina el aspecto del pezón y de la aréola.
3.- Tumbada boca arriba, con una almohada bajo tus hombros, pon el brazo correspondiente debajo de la cabeza, sin que resulte una postura forzada. Relajada, realiza una minuciosa palpación de la mama de ese lado con la mano contraria.
4.- En la misma posición, examina el estado de las axilas palpándolas con la punta de los dedos. 
Repite ambas operaciones con el otro lado. También boca arriba, coloca un espejo delante de las mamas y comprueba que el surco inferior de ambas presenta diferencias.


Recuerde que es importante analizar los cambios de tamaño del pezón, lesiones, supuración, poca firmeza al masajearlo con suavidad, la forma, el volumen y el color de la aréola.

Fuente: El Herbolario de César 2

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