Debería formar parte obligada de la medicina preventiva, de
toda esa serie de gestos que ayudan de forma sencilla pero efectiva a detectar
posibles problemas e intentar solucionarlos cuanto antes. La exploración
periódica de las mamas es una práctica que todas las mujeres deben realizar
desde el momento en el que su desarrollo es ya completo. Más o menos, a partir
de los 18-20 años. Todos los meses, sin excepción, hay que dedicar unos minutos
a palpar concienzudamente ambos pechos y a observar si se ha producido algún
cambio en su fisonomía y volumen. La técnica es sencilla, pero requiere de un
pequeño aprendizaje. Cuando, en el transcurso de la misma, se observa alguna
variación o se note la presencia de algún bultito, hay que acudir al
ginecólogo. En todo caso nada de alarmas: por debajo de los treinta años es muy
poco habitual que haya patologías mamarias importantes o con consecuencias
preocupantes.
El estudio de tus mamas debe continuar de la siguiente
manera:
1.- Frente al espejo, eleva los brazos hasta que queden en
paralelo a ambos lados de la cabeza. Observa si hay diferencias entre los dos
senos o en las axilas. Luego con las manos unidas por encima de las mamas, fíjate
si hay alguna alteración.
2.- Sube los brazos y coloca el cuerpo de lado frente al
espejo. Comprueba que el perfil de tus senos no muestra anomalías. Acto seguido
y de nuevo de frente, examina el aspecto del pezón y de la aréola.
3.- Tumbada boca arriba, con una almohada bajo tus hombros, pon
el brazo correspondiente debajo de la cabeza, sin que resulte una postura
forzada. Relajada, realiza una minuciosa palpación de la mama de ese lado con
la mano contraria.
4.- En la misma posición, examina el estado de las axilas
palpándolas con la punta de los dedos.
Repite ambas operaciones con el otro
lado. También boca arriba, coloca un espejo delante de las mamas y comprueba
que el surco inferior de ambas presenta diferencias.
Recuerde que es importante analizar los cambios de tamaño
del pezón, lesiones, supuración, poca firmeza al masajearlo con suavidad, la
forma, el volumen y el color de la aréola.
Fuente: El Herbolario de César 2
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